Profesores venezolanos del sector público se enfrentaron este miércoles con policías y militares al intentar ingresar por la fuerza al ministerio de Educación, durante una protesta en Caracas por reclamos salariales.
Luego de lanzar proclamas frente al edificio, un grupo de docentes quiso romper el cerco policial formado a la entrada, desatándose un forcejeo en medio del cual algunos manifestantes aseguraron haber sido golpeados.
"Llegó un policía y me dio un batazo sin mediar palabra", dijo visiblemente alterado un educador a la prensa, mientras sus colegas gritaban: "¡Somos docentes, no somos delincuentes!".
Luego de ello, militares de la Guardia Nacional, portando escudos antimotines, formaron un nuevo cordón y los maestros, que contabilizaban varios cientos, se replegaron.
Los profesores de educación básica exigían dialogar con el ministro de Educación, Aristóbulo Istúriz -él mismo exprofesor y exsindicalista- para pedirle mejoras salariales y que les restituyan el contrato colectivo, o de lo contrario irán a una huelga indefinida.
Un profesor de educación media venezolano gana el sueldo mínimo -unos 1.800 bolívares o 28 dólares a la tasa oficial-, que apenas alcanza para comprar un kilo de carne y un kilo de queso.
"Nos estamos muriendo de hambre, ya no nos alcanza el sueldo. Aristóbulo, eres un ladrón, debes reconocernos el contrato colectivo. Acabé de cobrar 900 bolívares, compré huevos y unos plátanos y se me acabó el dinero", dijo a periodistas la sindicalista Lourdes Villarreal.
Según los maestros, la convención colectiva, que incluía varios beneficios, desapareció al entrar en vigor en septiembre un nuevo sueldo básico de 1.800 bolívares soberanos, denominación surgida tras la eliminación de cinco ceros a la moneda local.
Los salarios en Venezuela son devorados por una inflación que el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta en 1.350.000% para 2018 y en 10.000.000% en 2019.
Las protestas de empleados públicos se incrementaron en los últimos meses en Venezuela, confrontada a cinco años de recesión y escasez de alimentos y medicinas, lo que ha empujado a unos 2,3 millones de personas a abandonar el país desde 2015, según Naciones Unidas.
De acuerdo con la prensa, el descontento alcanzó a empleados de la televisora gubernamental, que se manifestaron el martes para exigir el pago anticipado de los aguinaldos antes de que los consuma la hiperinflación.
La educación en el otrora rico país petrolero enfrenta graves problemas, como la renuncia de profesores.
Según la Asociación de Institutos Educativos Privados (Andiep), 20% de los docentes han renunciado por los bajos sueldos y 25% de los estudiantes se retiraron por el costo de la matrícula este año.